La primera vez que vi un cuadro de Monet en vivo fue en The National Gallery, en Washington D.C. Entré a una de las tantas salas de exposición, ya cansado después de haber visto tantos cuadros, me encontré con una de las pinturas de catedrales de Monet. Parecía darle el sol, como si hubiera un agujero en el techo de la galería y un rayo de sol perfectamente dirigido estuviera alumbrando el cuadro, podía prácticamente sentir la época del año del lugar representado, la temperatura de la atmósfera y el sol sobre mi piel. Diría que el cuadro me transportaba a ese lugar, pero no, el lugar estaba frente a mi, como si el cuadro fuera una ventana y del otro lado estuviera la catedral. Al acercarme al cuadro y tenerlo a menos de 30 cm de mí, el efecto de luz desapareció y me di cuenta de que era un lienzo con un fondo gris con unos cuantos manchones de pintura sobre él. Me alejé y de pronto la luz y el clima fueron de nuevo perceptibles. Incrédulo, me volví a acercar y a alejar una y otra vez a lo largo de algunos minutos. ¿Que clase de brujería es esta? –me preguntaba.

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Éste es el cuadro de Monet que vi. La foto, por supuesto, no hace ni la más mínima justicia a lo que ocurre cuando vemos el cuadro en vivo y de hecho siempre ocurre lo mismo con los buenos cuadros. Una foto no puede reproducir la verdadera presencia de la pintura. La razón de que ésto ocurra tiene que ver con los elementos mismos que permiten a un gran pintor crear cuadros que nos conmuevan con la fuerza que sólo la pintura tiene, cuadros que sean capaces de producir lo que este cuadro generó alguna vez en mi.

La primera gran diferencia entre un cuadro y una reproducción es que el color que vemos en la pantalla o impresión no es el color del cuadro, es una traducción del color del cuadro a una gama de colores que puede capturar la cámara, mostrar el monitor y que la impresora tiene la posibilidad de reproducir. Cada pigmento que se utiliza en un cuadro, ya sea cadmio, ftalo, tierra, cromo, óxido, etc. refracta de forma distinta la luz, lo cual hace que las posibilidades de tonos logrados en una pintura sean muchas más a los tonos que una impresora o una pantalla pueden lograr. La molécula de un pigmento y su manera específica de reaccionar con la luz –sin contar al medio utilizado– pude volver a dos tonos aparentemente similares pero de distintas moléculas muy distintos entre sí, y al ser vistos con detenimiento, ocasiona que nos evoquen distintas sensaciones y percepciones.

El mejor ejemplo de este fenómeno es el pigmento blanco de plomo, de hecho, fue uno de los usados para pintar este cuadro. El blanco de plomo tiene la capacidad de refractar la luz con una fuerza incomparable, característica que ningún otro tinte o pigmento posee, por ello los resultados que con él se pueden lograr no pueden ser logrados con ningún otro material y mucho menos ser experimentados en una foto impresa o en una pantalla. El blanco de plomo tiene una apariencia aperlada y luminosa, ligeramente espejeante que acentúa la luminosidad de los cuadros según la luz y la distancia, esa es en parte la razón por la cual este cuadro de Monet al ser visto de cerca parece gris y a la distancia muy luminoso.

Por esta cualidad el blanco de plomo fue el pigmento blanco más utilizado en la pintura europea por muchos siglos y valorado infinitamente por grandes pintores antiguos e incluso pintores contemporáneos como Lucian Freud.

Los pigmentos que utilizaba Monet juegan un papel de suma importancia en su pintura y en la de de todo pintor, ya que nuestras posibilidades creativas dependen de las características de los materiales y de nuestro conocimiento de ellos. Ser pintor es más que simplemente ir a la tienda, comprar tubos de óleo y embarrarlos sobre un lienzo. Uno debe conocer sus materiales a profundidad, compenetrarse con ellos y conocer sus posibilidades. De lo que nuestros materiales tienen la capacidad de producir depende lo que nosotros podemos lograr, los caminos que podemos encontrar y las experiencias que podemos producir. No sólo es el color y la forma nuestro lenguaje; también lo es el material. Los grandes pintores han sido aquellos que al conocer tanto a su material, le pueden hacen hablar en sus pinturas.

MMT182029 Credit: Monet's palette (wood) by French School (19th century) Musee Marmottan Monet, Paris, France/ Giraudon/ The Bridgeman Art Library Nationality / copyright status: French / out of copyright

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Credit: Monet's palette (wood) by French School (19th century)
Musee Marmottan Monet, Paris, France/ Giraudon/ The Bridgeman Art Library
Nationality / copyright status: French / out of copyright

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