¿Qué características particulares tiene la pintura de desnudo al óleo? A lo largo de la historia de la pintura han existido distintas técnicas a través de las cuales los pintores han retratado la figura humana: acuarela, encausto, lápiz, caseína, carboncillo, entre otras. Sin embargo, hay una diferencia entre todas estas técnicas, y es que cada uno de estos medios exige una manera propia de aproximarse a la representación pictórica. Es imposible retratar un desnudo con carboncillo de la misma manera que se haría con acuarela, inclusive con lápiz de cómo se trataría un desnudo al óleo.

Los diferentes medios no sólo nos exigen formas distintas de trabajo, sino que gracias a sus características diversas también nos ofrecen distintas posibilidades pictóricas. Dependiendo de si conocemos estas posibilidades o no, y de si las dominamos e incluso de si nos interesan, tendremos la oportunidad de exaltarlas en nuestra obra de forma consciente, si así lo deseamos.

Velazquez, La Fragua de Vulcano, óleo sobre tela, 1630. Desnudo con modelo.

Velazquez, La Fragua de Vulcano, óleo sobre tela, 1630.

El desnudo al óleo

Algunos medios son delgados y fluidos como la acuarela; otros son pastosos como el encausto. En este texto me enfocaré en el uso del óleo en relación con la figura humana. El óleo tiene la cualidad de poder ser utilizado tanto de forma fluida como empastada, otorgando al pintor una gran cantidad de posibilidades que son particularmente interesantes al trabajar el cuerpo humano. Nuestro cuerpo tiene diversas características que, así como le hacen sumamente atractivo, le vuelven una temática pictórica bastante compleja. Para retratar la figura humana con precisión, y obtener el mayor partido de sus características, se requiere un medio que permita explorar sus diversos aspectos.

El cuerpo humano posee, por un lado estructura, por otro, movimiento, tridimensión y por último, la piel. Para ser captados asertivamente, la estructura y el movimiento requieren de un medio fluido y de un dibujo preciso. Necesitan que el pintor conozca desde adentro el cuerpo, los huesos y los músculos, y que tenga la capacidad, no sólo de copiarlos, sino de reproducirlos con libertad y espontaneidad. Para esto, el medio debe tener la capacidad de responder ante la acción del artista y el óleo es un medio que tiene la capacidad de hacerlo. Otra ventaja del óleo es que, así como en su estado fluido tiene la capacidad de registrar la libertad del trazo, es también capaz de exaltar el volumen del cuerpo representado. Cuando hablo aquí de volumen, no sólo me refiero al que se produce a través de la ilusión de luces y sombras, sino a aquel que se genera por medio de la corporeidad misma del material, ya que sobre el lienzo es ésta la que se convierte en la materialidad misma del cuerpo representado.

El óleo es un medio sumamente interesante para trabajar la figura humana, debido a que el propio cuerpo del medio tiene la capacidad en sí mismo de convertirse en el cuerpo del objeto representado sobre el lienzo, gracias a sus características. Artistas de distintas épocas como Rembrandt, Tiziano, Van Gogh, Baselitz y otros grandes pintores del pasado y el presente hicieron uso de esta cualidad del material en los cuerpos y rostros que retrataron.

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Baselitz, Hotplate fa caldo (Ofenplatte fa caldo), 2015.

Bathsheba with David’s letter *oil on canvas *142 x 142 cm *signed b.l.: Rembrandt. f. 1654

Rembrandt, Bathsheba con la carta de David, óleo sobre tela, 142 x 142 cm, 1654.

Otra característica importante del cuerpo humano es su colorido, el cual -debido a las características de la carne- es considerablemente complejo de representar. Un medio que nos permita explorar con profundidad la encarnación en la pintura debe tener la capacidad de producir veladuras de distintos grosores: algunas sutiles que permitan la transparencia y, a la vez, otras que puedan producir gran opacidad para jugar libremente con el color, el medio y la luz física para lograr las difíciles calidades de la piel que requieren tan diversos tonos.

Una de las técnicas capaces de satisfacer todas estas diversas necesidades y que ha sido durante varios siglos la preferida por grandes pintores de la figura humana, es el óleo. No obstante, cuando hablo de óleo no me refiero únicamente al óleo que apretamos de un tubo y esparcimos con un pincel sobre un lienzo. Me refiero a una técnica de óleo que implica más elementos, particularmente cargas y distintas barnicetas para trabajar de manera óptima. Una buena técnica de óleo nos permite trabajar de forma sumamente fluida y espontánea, pastosa, densa y texturada, y a la vez traslúcida u opaca, con diversas calidades de brillo y diferentes tipos de glaseados, dependiendo de nuestros intereses y necesidades pictóricas. Todos estos pasos permiten obtener, no sólo un retrato, sino un retrato tridimensional, un cuerpo que no sólo sea una imagen sobre una tela, sino que habite el espacio y aparezca frente a nosotros, no como una ilustración de algo, sino como una entidad en sí misma que nos confronta.

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Jenny Saville, Desnudo.