La pintura a la caseína se produce con una proteína que se extrae de la leche y que además es uno de los primeros medios utilizados por la humanidad para pintar. Este medio se ha popularizado recientemente por dos razones: por un lado, es más amigable con el medio ambiente que los acrilatos, mientras que además es menos dañino para nuestra salud que el óleo. En cualquier caso es un gran beneficio que no requiera el uso de solventes tóxicos.

Los resultados pictóricos que pueden obtenerse con la caseína generalmente son similares a la pintura de acuarela. Sin embargo, también tiene posibilidades únicas que no pueden ser logradas con ningún otro medio.

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Andy Warhol, Coca-Cola, caseína y crayón sobre lino, 176.5 x 132.7 cm, 1961.

Características de la técnica de pintura a la caseína

La caseína es un pegamento sumamente poderoso, por lo que basta una mínima cantidad de la misma para pegar grandes cantidades de pigmento sobre una superficie. Es un pegamento tan fuerte que preferentemente debe ser aplicado sobre paneles de madera o sobre muro. Claro que también puede ser empleada sobre tela o papel, siempre y cuando éstos hayan sido montados sobre panel. Si esta proteína se aplica en cantidad excesiva sobre una tela tensada en bastidor blando, con los años se volverá tan rígida que rajará la tela sobre la que fue aplicada.

La pintura en técnica de caseína usa agua como solvente. El hecho de que se requiera en cantidad tan pequeña para pegar grandes cantidades de pigmento, implica que puede usarse en forma sumamente acuosa. Los resultados que pueden lograrse con ésta pueden ser de tipo acuarela, de bistre o de tintas, aunque su apariencia es ligeramente distinta. La pintura a la caseína tiene una apariencia sumamente mate, tanto así que casi aparenta ser exclusivamente pigmento pegado sobre una superficie, sin medio alguno. Lo que es más, sus características permiten hacer cosas imposibles que nunca permitirían las técnicas de tinta o acuarela.

Un buen ejemplo de estas otras posibilidades que nos ofrece la pintura a la caseína, son las pinturas de puro pigmento que realizó en azul el artista francés Yves Klein (1928 - 1962). La caseína, al ser un aglutinante tan fuerte, nos da la posibilidad de fijar enormes cantidades de pigmento sobre soportes, logrando que el pigmento aparente no haber sido pegado con nada. La forma de conseguir este resultado es espolvorear pigmento sobre una superficie, rociarlo con caseína, esperar a que seque, poner más pigmento y repetir el proceso tantas veces como sea necesario, hasta conseguir el resultado deseado. La apariencia final de las pinturas será similar a pigmento puro sin medio, descansando sobre una superficie. Se obtiene una apariencia similar al terciopelo, capaz de jugar con la luz de formas sumamente interesantes y con la peculiaridad de permitir al pigmento una brillantez que no proporciona ningún otro aglutinante.

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Yves Klein, Rélief éponge bleu (RE 51) [Relieve esponja azul (RE 51)], pigmento seco sobre resina sintética, esponjas naturales y tabla, 103.5 x 105 x 10 cm, 1959.

Técnicas mixtas en técnica de caseína

Por sus cualidades, la pintura a la caseína se presta para trabajarse en conjunto con distintos medios. En primer lugar, esta proteína es ideal para imprimar superficies que posteriormente se trabajarán en técnica de encausto. Puesto que los pigmentos que son trabajados con pintura a la caseína continúan siendo sumamente absorbentes una vez secos, esto hace que esta imprimatura sea ideal para trabajar técnicas como el encausto, que requiere gran adherencia a la superficie en que se trabaja.

Esta misma característica también hace que la pintura a la caseína sea ideal para trabajar con otros medios acuosos como tintas, acuarela y gouache, técnicas que por su poca adherencia tienen la misma necesidad de ser aplicadas sobre superficies absorbentes.

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Jasper Jones, White Flag, carbón vegetal, pintura al aceite, encausto y papel prensa sobre tabla, 199 x 307 cm, 1955.

Una técnica mixta de pintura a la caseína que fue ampliamente utilizada durante la Edad Media fue el temple de leche. Esta técnica solía usarse para ilustrar libros de pergamino. El temple es un medio que al ser graso permite un color más profundo que el de la pintura a la caseína, pero no es un medio flexible. Esta característica hace que utilizarlo sobre superficies blandas sea imposible, puesto que todo lo pintado con él se craquela. Sin embargo, si al temple se le agrega leche, la caseína que ésta contiene permite que tenga una adherencia mayor y que lo pintado con este medio sea duradero, aún si no se trabaja sobre un soporte rígido.

Otra gran ventaja de la caseína en el temple, particularmente en el caso de la ilustración de manuscritos, es el hecho de que este medio con el tiempo se vuelve impermeable e insoluble al agua. De esta forma, aquello que es sido pintado con caseína tiene una gran durabilidad. Para la ilustración de pergaminos, esto era ideal puesto que debían mantenerse con cierta humedad para poder ser leídos, ya que de lo contrario las páginas de pergamino se volverían tan rígidas que no podrían pasarse. Si no se hubiera empleado caseína para pintar este tipo de libros, lo pintado en ellos se habría deteriorado con gran velocidad, desprendiéndose de las páginas -en el mejor de los casos-.

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Libro de Horas de los Zúñiga.

La caseína como fijador

La pintura de leche no sólo es útil como medio para pintar sino que también lo es como fijador. De hecho, la pintura al pastel fue fijada durante muchas décadas con solución de caseína. La pintura al pastel de Degas, por ejemplo, fue fijada con este material. Ésta dejó de utilizarse cuando se comenzaron a emplear acrilatos, que contribuyeron en el nacimiento de los fijadores en spray. Sin embargo, lo curioso es que hoy en día ha comenzado a reutilizarse la caseína, considerando las ventajas que tiene sobre los fijadores acrílicos. Estas ventajas son:

  • No amarillea con el tiempo, a diferencia de los fijadores acrílicos.
  • Tiene un tiempo de vida mucho mayor que el fijador acrílico.
  • Se vuelve insoluble al agua y protege por mucho tiempo de la humedad a las superficies en las que fue aplicada.
  • Aunque ya haya sido fijada con caseína, la obra puede seguir siendo trabajada.
  • Mantiene la brillantez del color del pigmento más que ningún otro medio.

Todas estas cualidades la vuelven un fijador ideal, tanto para trabajos en carboncillos, en tizas o gises al pastel, entre otros. Incluso es un fijador óptimo para trabajar con puro pigmento en seco como en las obras mencionadas de Yves Klein. Particularmente, el hecho de que no amarillee y que la obra pueda seguirse trabajando -aún después de fijarla- son características que hacen que quienes usan la caseína la consideren mucho superior a los fijadores acrílicos.

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Edgar Degas, Femme s'essuyant les pieds (Mujer secándose los pies), pastel sobre papel montado sobre tabla, 45.7 x 58 cm, h. 1953.

Otros usos de la caseína

Durante muchos siglos, la caseína fue empleada como pintura para casas y muebles. Por un lado, es una pintura sumamente económica ya que con poca caseína se pueden preparar grandes cantidades de pintura. Por otro lado, puesto que se vuelve impermeable con el tiempo y su durabilidad es prácticamente eterna, es un material ideal para pintar los exteriores de casas y muebles. La pintura de leche los protegerá de la humedad y necesitará mucho menor mantenimiento que la pintura acrílica, la cual debe ser reaplicada cada poco tiempo.

La pintura a la caseína para muebles y casas aún se vende hoy en día. De hecho, su venta ha ido cobrando fuerza al ser ambientalmente amigable. Normalmente se le puede encontrar por el nombre de pintura a la leche. Sin embargo, lo ideal es prepararla uno mismo, puesto que la caseína es sumamente barata y permite abatir costos enormemente.

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Pintura de leche, productos de la empresa estadounidense RMP (Real Milk Paint Co).

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