El claroscuro, tan enfatizado por Jose de Ribera, Caravaggio y otros grandes pintores, es uno de los estilos pictóricos mas influyentes de la historia del arte. Sin embargo, pocos pintores lograron el dominio del mismo al nivel en que José de Ribera lo consiguió y de forma tan sintetizada. Por lo mismo para entender cómo dominar el calroscuros es una buena idea analizar su pintura.

Iniciado por Caravaggio, el estilo pictórico de alto contraste implica un dominio del claroscuro basado en la observación y el análisis de varios temas que conciernen a la pintura. Siendo los más importantes la luz, las formas, los materiales de pintura y la visión humana. Sirviéndonos de la obra de José de Ribera, en este texto analizaremos los sistemas técnicos y procesos del dibujo y pintura con los cuales puede adquirirse un mayor dominio del claroscuro.

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Ixión (detalle). (1632). José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Tamaño 220 cm x 301 cm. Museo del Prado, España.

Semblanza de José de Ribera

Jose de Ribera (17 febrero de 1591 al 3 septiembre 1652), también conocido como Jusepe de Ribera. Fue el pintor tenebrista español más importante de su momento. Desarrolló toda su carrera artística en Italia; primero en Roma y posteriormente en Nápoles.

Su pintura evolucionó de un estilo tenebrista, en el que se enfatizaba dramáticamente el claroscuro, hacia un estilo más colorido influenciado por el pintor flamenco Anton van Dyck. Pero la realidad es que su pintura siempre conservó características propias del tenebrismo. Ya que su estilo pictórico y la misma forma en la que abordaba sus cuadros se mantuvieron sustentados en esta corriente.

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Un anacoreta. (s. XVII.). José de Ribera. Óleo sobre tela. Tamaño 128 cm x 93 cm. Museo del Prado, España.

Entonar el lienzo

José de Ribera comenzaba sus cuadros entonando el fondo, nunca empezaba directo sobre un fondo blanco. En primer lugar lo hacía porque en la época no se estilaba comenzar sobre fondo blanco. En segundo lugar, su forma de trabajo requería que el lienzo estuviera entonado.

Al igual que Caravaggio, José de Ribera por lo general comenzaba sus cuadros con lienzos entonados en colores de sombra natural o sombra tostada. Estos tonos los utilizaba como medios tonos que fungían como punto de partida para ir hacia sombras y luces.

Generalmente, cuando pensamos en un medio tono para fondear lo que nos viene a la mente son colores más claros, como tonos ocre, óxido o tierras. Si empezamos con valores de sombra muy oscuros, no tendremos tonos mucho más oscuros con los cuales acentuar posteriormente nuestras sombras. No obstante, José de Ribera utilizaba colores de sombra para exaltar tanto como fuera posible la luminosidad en sus cuadros. Más adelante analizaremos el por qué detrás de su sistema.

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El Salvador. (1630). José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Tamaño 77 cm x 65 cm. Museo del Prado, España.

Contornos y sombras

Una vez entonado el lienzo, José de Ribera trazaba contornos y sombras importantes con tonos aún más obscuros o ya directamente con negros. Una característica interesante de su forma de trazar los contornos es que éstos no sólo fungían como líneas para determinar formas, sino que eran colocados de tal manera que cumplieran a la vez dos funciones: la de señalar el bulto de aquello que se estaba pintando y sus rasgos, a la vez siendo las sombras más importantes del objeto mismo.

Esto quiere decir que el uso que de Ribera hacía de estas líneas de contornos implicaba destreza, pues no se colocaban donde no fungieran a la vez como sombras. Para poder trabajar de esta forma el claroscuro el pintor requiere tener un dibujo bastante preciso, puesto que las líneas de guía no estarían presentes sobre el lienzo.

La ventaja de esta forma de trabajar es que así se lograba respetar el color de fondo, el cual, al igual que la forma de colocar las sombras, tampoco era colocado de manera arbitraria. El fondo cumplía una función de suma importancia al generar la atmósfera de la obra y el tono de las sombras del personaje retratado.

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Detalle de la cabeza del Dios Baco. (1636). José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Tamaño 55 cm x 46 cm. Museo Nacional del Prado

La autosombra

Autosombra es uno de los nombres que se le da a lo que también se conoce en español como joroba de la sombra. Esta sombra, que también es conocida en inglés como core shadowes la sección más obscura de la sombra y se sitúa entre la parte más tenue de la luz y el reflejo de un objeto. Donminarla es esencial para dominar la pintura y el dibujo en los que se enfatiza el claroscuro.

Emplear las líneas de contorno a la manera de José de Ribera implicaba dibujar guiándose por la autosombra y no por los contornos de las orillas de los objetos.

Para enfatizar el claroscuro la gran ventaja de dibujar por la autosombra, en lugar de hacerlo por los contornos externos de los objetos o por la líneas estructurales, es que las líneas que coloquemos de esta forma tienen la función de ser tanto trazos de la figura como sombras dentro de la misma. De esta manera, el dibujo de contornos se vuelve modelador del vulto a partir del enfacis correcto del claroscuro.

Si a esta forma de dibujo le aunamos una selección de color pensada en relación a la "atmósfera" o tipo de luz dentro de la que queremos trabajar nuestra obra,  nos ahorraremos pasos y a la vez conseguiremos una pintura íntimamente ligada y dirigida por la sensación de la luz sobre los volúmenes de los objetos que estemos retratando.

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Ecce Homo. (1620). José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Tamaño 97 cm x 81 cm. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Sacar luces con pútrido

Una vez se había colocado el fondo con un tono de sombra y sugerido los volúmenes con los tonos de autosombra, llegaba el momento de trabajar las luces y realmente terminar de sacar con las mismas los volúmenes de los objetos.

Durante la época de Jose de Ribera esto se hacia con un óleo blanco preparado conocido como pútrido, el cual es una mezcla de temple con óleo y blanco de plomo. Éste era empleado como óleo blanco y a la vez como carga para realizar empastes.

Ya que los fondos de José de Rivera eran hechos en sombras, los volúmenes se conseguían con el uso del color blanco. No con los tonos obscuros colocados previamente. En realidad, los tonos más obscuros eran tan escasos y poco contrastantes en relación a las sombras, que apenas sugerían la locación de los objetos. Esto daba a los blancos casi toda la responsabilidad de modelar los volúmenes de los objetos.

Una vez que estas luces con pútrido se habían trabajado, se comenzaba a velar sobre ellas con colores. Se utilizaban colores tanto translúcidos, como empastados, para construir con este esfuerzo la imagen en su totalidad.

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La piedad. (1633). Temple y óleo sobre lienzo. Tamaño 157 cm x 210 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid

Grisallas para enfatizar el claroscuro

Al proceso de fondear, trazar sombras y posteriormente luces se le conocía como grisalla. Lo cual ha sido realizado por distintos artistas de muchas maneras diferentes. El estilo de José de Ribera es bastante interesante, por lo sintético y por su efectividad.

Podríamos decir que, a diferencia de otros pintores, de Ribera trabajaba sólo con luces duras y sombras duras, reduciendo los reflejos y medios tonos a un mínimo. Es precisamente este sistema de trabajo el cual es propio de la pintura de claroscuro de Caravaggio y otros tenebristas.

En la obra de José de Ribera, la forma de distribuir estos colores surgió, por un lado, de la influencia que la obra de Caravaggio ejerció sobre su trabajo, sin embargo lo sintetizó aún más.

El sistema de trabajo de ambos artistas implicaba procesos de pintura inspirados en el método veneciano. Sin embargo, el método estaba adaptado de tal forma que fuera más allá de sólo acentuar el color mediante el uso de transparencias sobre la grisalla. Incluso llegando a poder exaltar la luminosidad y la obscuridad en la representación pictórica.

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Saint James the Greater. (1630-1635). José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Tamaño 77 cm x 65 cm. Museo del Prado

La lógica óptica detrás del sistema de José de Ribera para enfatizar el claroscuro

Para entender por qué José de Ribera pintaba de la forma en que lo hacía, es necesario analizar un poco la manera en que nuestros ojos reaccionan ante la luz.

Cuando nos encontramos en un lugar muy oscuro, nuestras pupilas se dilatan. Esto permite el acceso de una mayor cantidad de luz, cosa que es importante para poder ver un poco en situaciones de luz escasa. Por otra parte, cuando hay mucha luz en el ambiente en que nos encontramos, nuestras pupilas se cierran para permitir la entrada de una menor cantidad de luz. Esta acción impide que las luces lastimen nuestros ojos. Pero también ocasiona que de las zonas de sombra entre también una menor cantidad de luz. Es esto lo que acentúa el claroscuro al producír la ilusión de mayor contraste.

La realidad de la entrada de una menor cantidad de luz a nuestros ojos cuando venimos de un lugar con luz intensa se vuelve fácilmente reconocible cuando pasamos de un lugar con luz muy fuerte a un lugar con luz muy escasa, al quedarnos casi ciegos por unos segundos.

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San Andrés. (1630). José de Ribera. Óleo sobre lienzo. Tamaño 123 cm x 95 cm. Museo del Prado, Madrid.

La luz de bodega o luz de alto contraste

La luz de la obra de José de Ribera une ambas circunstancias ópticas antes mencionadas en una. Sus cuadros tienen luces muy intensas que son vistas desde lugares de gran oscuridad. A este tipo de luz se le conoce como luz de bodega o alto contraste y es la huella de la pintura tenebrista en donde se enfatiza el claroscuro.

La forma en que funciona es la siguiente: cuando nuestros ojos están en espacios oscuros y vemos luces intensas, estas luces aparentan ser mucho más intensas que si las viéramos en espacios con mayor iluminación.

Para generar esta misma sensación, José de Rivera empleaba el sistema de pintura que antes desglosamos. Entonaba su lienzo con tonos de sombra intensos, y a la vez modelaba los volúmenes con casi blancos puros, que posteriormente teñía con veladuras y sopacapas, que son veladuras no completamente translucidas.

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Juan el bautista. (1604). Caravaggio. Tamaño 173 cm x 133 cm. Museo de Arte Nelson-Atkins, Kansas City

El alto contraste y la luz de bodega en la obra de otros artistas

Grandes artistas como Joaquín Sorolla o Johannes Vermeer se dieron cuenta de este fenómeno óptico y lo explotaron no solo en su pintura si no en su proceso de trabajo. Lo cual los impulsó a pintar desde zonas oscuras para que sus ojos percibieran una mayor luminosidad en las luces de lo que estaban viendo y una obscuridad incrementada en las sombras.

Sabemos de Sorolla que muchas veces pintaba tras estudiar a sus sujetos desde una cámara fotográfica, de aquellas en las que tenías que cubrirte la espalda con una tela negra para observar y no velar el negativo. Sorolla era originalmente fotógrafo y durante toda su carrera esta "cámara obscura" continuó siendo un elemento valioso para su obra. Puesto que le permitía observar el mundo con una "luz de bodega" portátil.

Vermeer es otro pintor que empleó este mismo método. En su caso construyó una cámara obscura propia en su estudio, desde la cual veía a sus modelos. Esta práctica le permitió aprovechar igualmente la entrada directa a sus ojos de esta exaltación lumínica.

Estos métodos de trabajo permitieron a estos dos grandes pintores exaltar dramáticamente el claroscuro en sus obras.

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Recogiendo la vela. (1908). Joaquin Sorolla. Óleo sobre lienzo. Tamaño 91 cm x 110cm.

Sistema de pintar el claroscuro basado en la luz de bodega

Una característica interesante de los pintores que trabajaban de esta forma es que tienden a empezar sus cuadros con tonos de sombra oscuros o (cómo Sorolla) con colores muy grises. Ambas formas de empezar tienen resultados diferentes, pero en ciertos puntos se tocan.

En el caso de Sorolla, comenzaba con colores muy grises que hacían que los colores que fueran colocados sobre ellos, o a lado de ellos, se vieran sumamente brillantes y luminosos en comparación. Haciendo uso de este método consiguió que, tanto los pigmentos puros como los blancos, se vieran muy impresionantes en su intensidad y brillantez (aún si no lo eran). De esta manera, trabajar sobre estas capas grises era una especie de manera de pintar con la capacidad de sentir fácilmente la luz.  Suceso que no siempre es fácil de representar.

La otra forma de conseguir esta intensidad lumínica dentro del contraste es la de José de Ribera, la cual ya se detalló a profundidad. En su caso, el empezar con colores de sombra conseguía que incluso, los colores de tonos grises se vieran intensamente luminosos gracias al sistema. Esto es, precisamente, la enseñanza que la obra de José de Ribera nos transmite hasta el día de hoy.

Esperamos este texto te haya sido de gran beneficio.

Si deseas saber más sobre el claroscuro en dibujo y pintura te recomendamos leer los sigueintes textos:

claroscuro-Jan-Vermeer-El-arte-de-la-pintura

El arte de la pintura. (1666). Jan Vermeer. Temple y óleo sobre panel. Tamaño 120 cm × 100 cm. Museo de Historia del Arte, Austria